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Cómo nuestro lenguaje conforma nuestra realidad

Desde la escuela, vemos el lenguaje como una herramienta de comunicación. Y sin duda lo es. ¿Pero es su función tan simple?

Desde pequeños nos han contado que el lenguaje es una mera herramienta para «describir la realidad». El lenguaje es descriptivo. Para hacer esta declaración, hemos de suponer que la realidad es objetiva y que por tanto describirla es una mera cuestión de mirar.

Sin embargo, la historia no es tan simple. Según Chalmers Brothers, y muchos otros expertos en el campo de la Programación Neurolingüística, el lenguaje es «creativo y generativo de la realidad en la que vivimos».

Os invito a ver éste vídeo, que en su momento me dio mucho en qué pensar:

¿Habéis visto el vídeo? ¿Estáis tan impresionados como yo?

No describimos la realidad que vivimos. La creamos. Mediante nuestras declaraciones, tomamos acciones que tienen un efecto en el mundo que nos rodea, y preparan el contexto para que nuevas cosas ocurran. Lo que Brothers explica sobre las declaraciones me recuerda mucho a cuando trabajo con personas con adicciones.

Cuando después de meses o años de problemas y pérdidas de todo tipo, una persona se harta y decide hacer algo para cambiar las cosas, y declara «Hoy lo dejo». Es algunas ocasiones, hay obstáculos, hay recaídas, pero la persona ha iniciado un proceso, la persona ha creado una realidad nueva. Ha pasado de una realidad en que estaba atrapada en una adicción a otra realidad en que lucha contra la adicción.

¿Pero qué es una declaración? Cogiendo el ejemplo de la Declaración de la Independencia de los Estados Unidos (o cualquier manifiesta popular de carácter político), una declaración es convertir una idea en un hecho, una piedra angular del nuevo contexto, algo que no existía antes. Un declaración puede ser una intención, anunciar una acción, una nueva perspectiva de la realidad, un nuevo punto de referencia.

Cuando declaramos algo públicamente, marcamos un antes y un después.

Muchos estaréis pensando, «¿pero y las acciones? ¿no es esto solo charlatanería? ¡Hablar no trae resultados!». Y tenéis razón. ¿Pero no es decirlo el primer paso que hace posible la acción? Cuando una persona con miedo a los aviones decide volar para ir a visitar a un amigo o familiar en el extranjero declara, con clara intención y caminando con sus miedos de la mano «Voy a volar«.

Y eso lo cambia todo.

La persona pasa de una realidad en que se dejaba paralizar por el miedo a los aviones, a otra realidad en la cual es posible tomar una acción a pesar del miedo, sin negarlo.

Nuestro lenguaje crea un contexto, en el cual unas cosas son posibles, y otras no. Es una cuestión de perspectiva y de cómo percibimos la realidad. Como dije al principio de éste artículo, la realidad no es objetiva en la mayoría de los casos. Todos tenemos una serie de creencias, prejuicios, damos cosas por hecho, y las cosas que damos por hecho definen lo que vemos y hacemos.

Cuando Copérnico declaró que la Tierra era redonda y giraba alrededor del sol, creó una percepción de la realidad muy diferente, que permitía acciones nuevas, como atreverse a cruzar el océano para crear nuevas rutas comerciales con otro lado del mundo (como Colón y otros aventureros hicieron más tarde).

¿Queréis saber más sobre éste enfoque? Os recomiendo que miréis más vídeos de Brothers, y le echéis un buen vistazo a su libro, Language and the pursuit of happiness

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Y ahora algo práctico antes de terminar. Os invito a verbalizar, a decir en voz alta aquella idea que tuvisteis pero que todavía no habéis hecho realidad. Traed vuestra intención al mundo y hacerla real y tangible. «Hoy voy a…»

¿De qué hablo en este artículo?

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Para saber más sobre lo que hago, visita www.luismiguelreal.es

Luis Miguel Real
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