
“Céntrate en el poder de tus pensamientos y transformarás tu realidad”.
Miles de libros, talleres y gurús de autoayuda repiten el mismo mantra: “cambia tus pensamientos, cambia tu vida”. El pensamiento positivo es como la versión de la New Age de creer en los Reyes Magos. Todo lo que tienes que hacer es hacer una lista de lo que quieres, imagina que está en camino, y luego siéntate y espera a que el universo lo entregue a tu puerta.
El pensamiento positivo pretende darte las llaves para manifestar tu futuro deseado imaginando que ya ha llegado.
Al hacer eso, atraes lo que quieras de la matriz universal. Mantente 100% positivo durante el tiempo suficiente y tu nueva realidad simplemente se materializará en tus pensamientos. Aquí solo hay dos problemas:
1) es agotador
2) es ineficaz.
Lo que muchas veces logra el pensamiento positivo es enseñarte a hipnotizarte e ignorar tus verdaderos sentimientos. Crea una especie de visión de túnel. Comienzas a encerrar tu conciencia en una burbuja en la que solo existes como tu “yo superior”, siempre sonriendo, lleno de amor y felicidad, magnético e imparable.
Vivir dentro de esta burbuja puede ser bueno y placentero a corto plazo, pero con el tiempo la burbuja explotará. Eso es porque cada vez que te obligas a ser positivo, la negatividad crece dentro.
Puedes negar o reprimir los pensamientos y emociones negativos, pero no desaparecen.
La vida está llena de desafíos, y enfrentarse a estos desafíos todos los días desencadena todo tipo de pensamientos y emociones, incluida la ira, la tristeza y el miedo.
Tratar de evitar lo que considera negativo y apegarse solo a lo positivo es un gran error. Cuando niegas tus verdaderos sentimientos, estás negando una parte de ti mismo.
Construyes un muro en la mente y tu psique se divide. Cuando trazas la línea entre lo que es aceptable dentro de ti y lo que no, el 50 por ciento de lo que eres está siendo rechazado. Estás constantemente huyendo de tu sombra.
Es un viaje agotador que conduce a la enfermedad, la depresión y la ansiedad.
Intentamos tanto ser felices, y cuanto más lo intentamos, más frustrados nos sentimos. La frustración más el agotamiento es una fórmula para la depresión. Las personas se sienten frustradas porque no pueden cumplir con el arquetipo del éxito que Hollywood les ha vendido.
Están exhaustos de luchar contra su ser real, y están deprimidos porque no están alineados con su verdadera naturaleza. Os dejo con un vídeo del gran psicoterapeuta Víctor Amat, que creo que ilustra muy bien el meollo de la mobida:
Puedes pasar tu vida involucrado en una guerra civil contigo mismo. El otro enfoque es reconocer que eres un ser humano con todo el potencial interno y aprender a abarcar todo el espectro de su humanidad.
Deja de dividir sus pensamientos y emociones en “positivos” y “negativos”.
¿Quién decide qué es positivo y negativo, de todos modos? ¿Dónde trazas la línea entre lo bueno y lo malo dentro de ti? En nuestros mundos internos, no siempre es tan claro. Incluso las emociones más desafiantes tienen una función importante en la vida.
El dolor puede traer compasión, el enfado puede motivarte a superar tus límites, y la inseguridad puede convertirse en un catalizador para el crecimiento, pero solo si les das su espacio dentro de ti.
En lugar de luchar contra tu propia naturaleza, puedes usar los desafíos de la vida para su progreso.
La gente llega a mi consulta llena de temores de que están desesperados por “curarse” para tener más éxito.
Piensan en el éxito como una especie de oasis donde finalmente pueden descansar a salvo del monstruo imaginario del fracaso que constantemente los persigue. Pero ese oasis resulta ser un espejismo que desaparece tan pronto como te acercas a él.
Mi consejo para estas personas es hacer lo contrario del pensamiento positivo. Los invito a imaginar el peor de los casos, a explorar realmente lo que sucedería si sus miedos más profundos se hicieran realidad.
Cuando hacen esto, el miedo deja de ser un monstruo. Se dan cuenta de que incluso si fallan una y otra vez, podrían ponerse de pie y volver a intentarlo. Aceptamos el miedo y aprendemos de nuestros errores.
Nos volvemos más sabios y más capaces de lograr nuestros sueños la próxima vez, permitiendo florecer nuestra creatividad.
Nos damos cuenta de que el poder que estábamos dando a nuestros miedos se puede usar conscientemente para construir la realidad que deseamos. Ese es un uso maduro de la psicología positiva.
Yo creo en el contraste en la vida. Cuando adoptas todo el espectro de lo que eres, incluida la tristeza, la ira, la inseguridad y el miedo, toda la energía que usaste para luchar contra ti mismo se vuelve disponible para vivir y crear.
Las emociones son pura fuerza de vida, y solo puedes acceder a todo el poder de tu conciencia cuando te permites la plenitud de tus emociones.
Sí, habrá dolor, tristeza e ira, así como habrá amor, alegría y entusiasmo. Estas emociones encontrarán su equilibrio natural, y este equilibrio es mucho más saludable que dividirse en bueno y malo.
Nosotros los humanos somos seres de sueños. Podemos lograr muchos de nuestros sueños en la vida, pero no podremos lograrlos todos. Más importante que los objetivos de vida que alcanzamos antes de llegar a la tumba es cómo estamos viviendo en este momento.
Con un poco de conciencia y sentido del humor, podemos abrazar la totalidad de nuestro ser y vivir una vida plena. Más allá de nuestros conceptos de “positivo” y “negativo”, están la belleza, el misterio y la magia de nuestro verdadero ser, que merece ser honrado y celebrado.
Está disponible para cada uno de nosotros en el aquí y ahora.
Mi fórmula para la felicidad es legitimar mi tristeza y mi ira, darles un espacio, así como bienvenida es la alegría cuando me nace. ¿Cuál es la tuya?
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Para saber más sobre lo que hago, visita www.luismiguelreal.es