
Un buen haiku hace maravillas en el alma cansada
Robert Epstein
Ahora bien, queda claro que no estamos ni mucho menos ante un tipo de tratamiento que por sí mismo pueda favorecer la completa recuperación o remisión de una adicción o de un proceso depresivo. Es una herramienta puntual y complementaria donde favorecer la conexión con nosotros mismos, y donde hallar a su vez ese espacio olvidado donde reside la esperanza, el sendero de la resiliencia y ese campo de bambú donde uno puede ser mucho más fuerte a la vez que flexible ante la adversidad.
Por otro lado, es común que se asocie a menudo la práctica del haiku con el mundo Zen. No obstante, cabe decir que es una práctica mucho más antigua. Si bien es cierto que esta filosofía se sirvió del haiku para difundirse en un momento dado, estamos ante un tipo de poesía mucho más antigua y lejana en el tiempo. Para la cultura nipona fue siempre ese canal de expresión y de liberación emocional para que el hombre o la mujer japonesa, al contemplar la calma de la naturaleza, encontrara un medio para dar forma y escape a su tristeza, a su anhelo o a su felicidad.
“¿Es un imperio
esa luz que se apaga
o una luciérnaga?”-Jorge Luis Borges-
Asimismo, es interesante saber también que son muchos los expertos que ven el haiku como un modo excepcional de practicar esa atención plena que caracteriza al Mindfulness. La persona debe abrirse, debe ser receptiva a ese mundo sensorial para capturar el momento y tomar a su vez consciencia de su mundo interior. Es una herramienta fabulosa con la que aprender a “desacelerar”, a relativizar preocupaciones y generar sentimientos de calma, paz y compasión.
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Cómo escribir un buen Haiku
Matsuo Basho es el poeta más famoso del periodo Edo de Japón y una de las personas que más popularizó el uso del Haiku. Según sus palabras, un buen poema es aquel que es capaz de captar la esencia de un momento, de un instante de tiempo entre nosotros, nuestra alma y la propia naturaleza.
“Los días lentos
se apilan, evocando
un viejo antaño”-Yosa Buson-
Si deseamos iniciarnos en este arte tan terapéutico, nos serán de gran utilidad las siguientes indicaciones. Cabe decir que su utilidad real, eso sí, llega con el tiempo y con la práctica, justo en ese instante en que uno deja de pensar en las reglas, la métrica y estructura para simplemente, liberar la mente.
- El Haiku no tiene rima ni título.
- La métrica ideal del haiku son 5 sílabas en el primer verso, 7 en el segundo y 5 en el tercero.
- Los verbos sobran, porque no hay movimiento, sino la idea de captar una imagen inmóvil, una emoción.
- El verbo “ser” no debe incluirse, se sobreentiende.
- La regla es la simplicidad.
- El haiku no es un poema discursivo o acabado.
- Un buen haiku capta algo que trasciende el momento, pero que al mismo tiempo, solo puede expresarse “en el momento”.
- En los haikus suelen incluir un “kigo”, es decir, una referencia a la naturaleza, a la estación en la que nos encontramos.
- Un haiku es algo privado, algo que solo nos pertenece a nosotros. Por tanto, no debemos imitar, no debemos usar recursos simples, imágenes fáciles… Un buen poema exige intimidad, conciencia y libertad emocional.
Por último, y para concluir, recordar solo que un haiku es una pincelada en el tiempo surgida del corazón de quien lo escribe. Es un canal, un suspiro en el que nos expresamos para nosotros.
Haz tiempo hoy, y practica éste bello arte desde hoy mismo. Es muy simple, y sólo necesitas poner conciencia en el aquí y ahora.