
Los sesgos cognitivos son fenómenos psicológicos que causan una alteración en el procesamiento de la información captada por nuestros sentidos, lo que genera una distorsión, juicio errado, interpretación incoherente o ilógica sobre el fundamento de la información de que disponemos. Básicamente, cuando los árboles no nos dejan ver el bosque, y damos cosas por sentado (sin realmente saber a ciencia cierta).
El fenómeno de los sesgos cognitivos nace como una necesidad evolutiva para que el ser humano pueda emitir juicios inmediatos que emplea nuestro cerebro para responder ágilmente ante determinados estímulos, problemas o situaciones, que por su complejidad resultaría imposible de procesar toda la información, y por tanto requiere de un filtrado selectivo o subjetivo. Es cierto que un sesgo cognitivo nos puede llevar a equivocaciones, pero en ciertos contextos nos permite decidir más rápido o tomar una decisión intuitiva cuando la inmediatez de la situación no permita su escrutinio racional.
Daniel Kahneman es uno de los pioneros mundiales en el estudio de los sesgos cognitivos y de cómo el contexto o la manera en que la información es presentada condiciona nuestras respuestas ante determinadas decisiones (los expertos en neuromárketing aprovechan éstos fenómenos para atraernos a sus gangas en el día a día). En su best-seller mundial, “Thinking Fast and Slow“, Kahneman explora todo éste tema a fondo, con múltitud de experimentos y estudios.
Sin embargo, algunos críticos de Kahneman sostienen que la heurística no debe llevarnos a concebir el pensamiento humano como un puzzle de prejuicios cognitivos irracionales, sino más bien de entender la racionalidad como una herramienta de adaptación que no se mimetiza con las reglas de la lógica formal o probabilística.
En terapia, trabajo en el día a día con sesgos cognitivos. Muchos de mis clientes (y todas las personas en realidad) son propensos a percibir eventos como predecibles, atribuir características a personas, objetos o situaciones; o a tomar como verdad absoluta lo que en ocasiones son meras opiniones, propias o ajenas.
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