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Las 7 creencias del éxito (probadas)

«La mente es su propio lugar, y en sí misma puede hacer un cielo de los infiernos, un infierno de los cielos»

John Milton

Ya he hecho referencia en otros artículos al poder de nuestros pensamientos y nuestras creencias sobre nuestras emociones, nuestras acciones, y los resultados que obtenemos en la vida. En este artículo profundizaremos más en los sistemas de creencias, y compartiré contigo unas herramientas útiles.

Nuestros sistemas de creencias

No es malo tener creencias. Las creencias son representaciones mentales del mundo y de su funcionamiento, que nos ayudan a interactuar con lo que nos rodeo y a vivir la vida. Muchas creencias tienen la función de protegernos o mantenernos seguros, y las adquirimos de niños (muchas de ellas son responsables de que hayamos llegado con vida a la edad adulta, como la de «correr por el borde de la piscina con tijeras es peligroso»).

Ya hablé en otros artículos sobre los problemas que acarrea a largo plazo el cargar con ciertas creencias sin cuestionarlas de vez en cuando. Llegado un momento, nos convencemos de que son más que creencias, y que incluso son verdades absolutas sobre el mundo y la manera en que funciona, o sobre cómo deberían ser las cosas.

Nuestras creencias no son verdades absolutas: son representaciones mentales sobre el mundo y sobre nosotros mismos . Son como herramientas que nos sirven en un determinado momento. Y en determinadas situaciones o contextos, esas creencias se vuelven no solo inútiles, sino limitantes.

Una parte básica de cualquier proceso de autoconocimiento es darnos cuenta de nuestro sistema de creencias, y decidir si lo que estamos cargando en la mochila nos sirve o no. Y ver si podemos hacer sitio para creencias nuevas que nos den una nueva visión y vivencia del mundo. Nuestras creencias y presuntos delimitan el encuadre en que vivimos, cómo vemos el mundo y en base a qué actuamos.

¿De qué hablo en este artículo?

Las 7 creencias del éxito

A continuación, comparto contigo los resultados de una investigación hecha por Anthony Robbins. Conociendo como conocía el paso que los sistemas de creencias tienen en nuestras vidas, Tony se puso a investigar qué tenían en común muchos personajes históricos y grandes «triunfadores» conocidos mundialmente, como Steven Spielberg, atletas olímpicos, premios Nobel, etc. Lo que tienen en común muchas de éstas personas son sus sistemas de creencias, que los empoderan.

No estoy diciendo que «te tragues» estas creencias como si fuesen la verdad absoluta, porque no lo son. Y probablemente no estés de acuerdo con todas. Te las presento como una invitación, a reflexionar sobre ellas e incluso a probar cómo funcionan, si te apoyan en mejorar tu bienestar o alcanzar tus objetivos. Cada uno de nosotros es responsable de sus sistema de creencias, de lo que coge y de lo que tira.

Ahora sí, allá van:

1. Todo nos sirve, de cualquier experiencia podemos aprender

De todas las experiencias en la vida, tanto las placenteras como las desagradables, esconden valiosas enseñanzas vitales. Solo es cuestión de mirar y buscarlas. Si perdemos un partido de tenis, ¿qué nos ayudará más? ¿Sentarnos a lamentarnos de lo malos jugadores que somos y de la humillación de haber perdido, o tomar la oportunidad para ver dónde podemos mejorar nuestra técnica, o lo que podemos aprender de nuestro rival?

2. No hay fracasos, solo hay resultados

Personalmente, no estoy totalmente de acuerdo con ésta. En el matiz de que no creo que debamos «negarnos» haber perdido, haber fallado, no haber satisfecho nuestras expectativas o habernos decepcionado. La experiencia en terapia me dice que el triunfo viene al reconocer y aceptar que nos sintamos así. Y en base a esos resultados, llevar a cabo acciones enfocadas en soluciones. Entonces sí, para mí cierta situación puede suponer un fracaso, y no me niego a mí mismo el dolor. Y mi actitud está encaminada a buscar soluciones, no a alargar el sufrimiento.

3. Asume tu responsabilidad, pase lo que pase

En el momento en que culpamos al entorno o a otras personas de nuestros problemas o penurias, estamos haciéndonos a nosotros mismos «víctimas de las circunstancias», sin poder alguno sobre las causas del problema, por tanto con poco poder sobre las soluciones, pues «alguien más» tiene que arreglarlo. ¿Pero y si somos valientes y reconocemos nuestra parte en haber permitido, apoyado o promovido que se diesen esas circunstancias? Al ver la realidad de esa manera, nos estamos dando a nosotros mismos el poder de elegir, el poder de cambiar las circunstancias y obtener resultados diferentes.

4. No es necesario ser un experto para servirse de ello

Muy a menudo, y más en ésta época de sobredosis de información, es normal vernos abrumados por tantas cosas. Sin embargo, ¿necesitamos ser expertos y saber de todo de todo para sacar utilidad de algún campo? Consultemos a expertos, recabemos información, investiguemos, mientras podamos leer y pensar de forma crítica, podemos empoderarnos y tomar nuestras propias decisiones, y no dar por verdad absoluta lo que nos cuentan en las noticias, por ejemplo.

5. Nuestros mayores recursos son los recursos humanos

A menudo, en nuestras ansias por terminar tareas y alcanzar objetivos, y mejorar el rendimiento y aumentar la eficacia, y terminar las cosas más deprisa… nos olvidamos de las personas involucradas en el proceso. Como decían mis formadores de terapia Gestalt:

La mayoría de personas felices y que consideramos triunfadoras, tienen en cuenta a la gente de su alrededor, y además de satisfacer sus propios objetivos, piensan en formas de tener un impacto positivo en los demás con sus acciones, además de trabajar juntos por una visión común.

6. El trabajo es un juego

Conoces a personas que se levantan por las mañanas con una sonrisa. Sí, conoces a personas que se levantan energéticas y van a trabajar radiantes, y vuelven a casa radiantes también, como si se acabasen de despertar de un sueño reparador. Podemos ver nuestras obligaciones diarias como prisiones que nos impiden hacer otras cosas, o podemos buscar la manera de disfrutar y divertirnos, o de encontrar plenitud en lo que estamos haciendo, verlo como una contribución a algo más grande. Nadie lo va a hacer por ti.

7. No hay éxito duradero sin una entrega personal

Las personas que han triunfado creen en el poder de la dedicación. Si hay alguna creencia que resulte casi inseparable del éxito, ésa es la de que no se produce ningún éxito duradero sin un gran compromiso. Cuando uno contempla a los grandes triunfadores de cualquier especialidad, descubre que no son necesariamente los mejores ni los más brillantes, ni los más fuertes, ni los más rápidos, pero sí los más perseverantes.

Cuando vemos alguien a quien parece que le van bien las cosas, le quitamos mérito pensando «qué suerte tiene», «se lo han dado todo hecho», «ojalá yo hubiera nacido así». El éxito no se consigue de la noche a la mañana. Muchas veces lo que vemos son solo los resultados, y de forma injusta menospreciamos todo el trabajo duro que ha habido detrás.

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Luis Miguel Real
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