Y eso no es normal. La ansiedad no es el estado natural de un ser humano, ni tampoco hay justificación alguna para mantener un estilo de vida que nos mantiene ansiosos. Es nocivo para nuestra salud mental, y también para la física a largo plazo, si la ansiedad se hace crónica.
En éste artículo te voy a hablar de tres pasos muy sencillos para calmar nuestra ansiedad. ¿Vamos allá? 🙂
Paso 1: Reconoce tu ansiedad
El paso más importante a la hora de intentar solucionar un problema, es reconocer que ese problema está ahí. ¿Qué pasa si te digo que no pienses en un elefante rosa?
Ya tienes un bonito elefante rosa en tu cabeza 🙂
Y cuanto más intentes dejar de pensar en el elefante, más grande va a hacerse.
Lo mismo ocurre con la ansiedad. Cuanto más intentamos autoconvencernos de que nada está ocurriendo, cuanto más intentamos reprimirla, más fuerte se hace, y más sufrimos a largo plazo.
Es fundamental dar reconocimiento a tu ansiedad para poder empezar a trabajar con ella.
Paso 2: Observa tu ansiedad y su origen
Observa tu ansiedad. Digo tu ansiedad, porque es tuya, es un fenómeno emocional ocurriéndole a una persona única como eres tú… al igual que sus orígenes también dependerán de ti.
¿Cómo es tu ansiedad? ¿Cómo la sientes? ¿En qué parte del cuerpo la sientes con más intensidad? Mucha gente la identifica con sensaciones en el pecho o en el estómago, o en la cabeza. Párate y obsérvate.
¿Cuándo sientes la ansiedad? ¿Dónde? ¿Con qué personas? ¿En qué situaciones? La ansiedad no es algo que nos caiga del cielo. Está relacionada con ciertas situaciones, elementos o contextos, y es fundamental mapear y localizar estas situaciones desencadenantes de ansiedad en tu vida.
Tal vez sientas ansiedad a lo largo del día en el trabajo. Tal vez al llegar a casa y tener discusiones con familiares o la pareja. Tal vez piensas en tus próximos exámenes, o en un desafío que tienes a la vuelta de la esquina y para el cual no te sientes con mucha confianza.
Cada persona es un mundo. Tu ansiedad también tendrá unos orígenes diferentes al de otras personas a tu alrededor.
Paso 3: Cuestiona los pensamientos que originan la ansiedad
Por ejemplo, si me doy cuenta de que mi ansiedad viene al pensar que “no voy a aprobar el próximo examen de nosequé, es muy difícil, no tengo capacidad”, entonces he de generar pensamientos nuevos que me ayuden a sentirme con más confianza con ese examen.
Algunos pensamientos o creencias que podríamos generar para este ejemplo concreto:
-Puedo aprobar el examen, si me preparo lo suficiente
-Ya he aprobado otros exámenes así en el pasado: sé que tengo la capacidad para hacerlo de nuevo
-Sí, por mucho que estudie, existe la posibilidad de que suspenda… ¿Sería eso tan malo? ¿Sería acaso el fin del mundo, o me moriría por ello?
Estos son unas pocas posibilidades. Lo fundamental cuando nuestra ansiedad tiene su origen en pensamientos sobre el futuro o consecuencias catastróficas, es darnos cuenta de que las cosas no tienen porqué ocurrir 100% de la manera que tememos. En la mayoría de los casos, nada es tan terrible como imaginamos en un primer momento.
Te puede parecer muy interesante este artículo sobre pensamientos y creencias positivas.
Y échale un vistazo a éste vídeo donde hablo del tema de la ansiedad. ¡Nos vemos! 🙂
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Para saber más sobre lo que hago, visita www.luismiguelreal.es/psicologo-ansiedad-valencia/