
Al principio no me gustaba, me sentía raro, y con el tiempo me fui formando la opinión de que “no encajaba” con eso. En la inmensa mayoría de gabinetes privados he visto a las psicólogas o psicólogos ir con ropa “normal”, y solo en instituciones sanitarias he visto psicólogos con bata. Aquí habrá diversidad de opiniones, por supuesto.
En principio (y en su propósito original, imagino) los médicos se solían poner bata blanca para protegerse y no mancharse directamente de “fluidos” de sus pacientes. Al vestir de blanco, si se manchaban de sangre u orina o lo que fuese, lo verían más fácilmente que si vistiesen de negro. Así que se cambiarían para no extender ninguna infección indeseada.
El psicólogo, en mi opinión, no necesita esa bata blanca. No es el distintivo tradicional de nuestra profesión, sino de la del médico. Nosotros no tenemos que estar en contacto con ningún fluido del paciente (excepto tal vez las lágrimas a veces).
En una consulta de psicología, a menos que las lágrimas sean radioactivas, pues poca falta nos va a hacer, ¿verdad?
“Para el médico la bata puede ser necesaria pero, en una consulta de psicoterapia, creo que son más necesarios unos sillones cómodos, para que las personas se sientan más libres de expresarse, generando un clima cálido y de empatía”
Mi razón principal para no querer llevar bata es que la bata produce distancia (en este otro artículo, la psicóloga Maria Dolors Mas explica el tema de la “psicología de la moda” de forma genial: https://www.siquia.com/blog/bata-blanca-psicologo/)
Me van a salir un montón de haters por este hilo, pero me da igual.
El #coaching es peligroso (peligro mortal) y os voy a explicar por qué.🧵 Dentro hilo pic.twitter.com/oRBtf5xIIM
— Ψ Luis Miguel Real 🧠 Psicólogo (@LuisMiguelReal4) April 7, 2022
Con los médicos, es muy fácil que caigamos en el tópico de la autoridad. La bata blanca otorga autoridad. En muchas ocasiones puede transmitir el mensaje de que “yo sé un montón y debes escucharme”. Tiene sentido con los médicos, acudimos a ellos cuando tenemos algún dolor extraño y queremos que un experto nos indique qué hacer para recuperar nuestra salud.
Por supuesto, los médicos también son humanos, y es natural no acertar siempre, más en una disciplina tan tan compleja. Ojalá, cuando alguien va al médico y le dicen que tiene que comer más sano, la mayoría de la gente hiciese caso.
Los psicólogos utilizamos otros “trucos” para ganarnos la confianza de las personas o generar esa autoridad. No hablo de autoridad del tipo “haz todo lo que te digo” en plan militar, hablo de que la persona escuche y se tome en serio las cosas que le sugerimos, que tengamos credibilidad como profesionales.
Aquí una historia que a mucha gente le sonará: cuando la gente va al médico, suele esperar que “le curen” o le den algo para el dolor. Tomar una actitud pasiva hacia su mejoría como paciente.
Por otro lado, los psicólogos trabajamos para que la persona tome un rol activo en su mejoría. Que se responsabilice. Entonces, los psicólogos daremos a veces alguna sugerencia o indicación en determinada dirección. Pero necesitamos transmitir a la persona el mensaje de que “esto depende de ti, no de mí”.
¿Cuántos médicos han intentado sin éxito que sus pacientes cambiasen sus hábitos de alimentación? Una cosa es decirle a alguien “come más verduras, todos los días”. Otra cosa diferente es que lo haga.
Ahí un ejemplo simple de la realidad compleja de nuestra profesión. Estudiamos la conducta, y sabemos que la gente no hace las cosas simplemente porque se las indiquemos.
Motivaciones por el cambio, elaborar un plan o estrategia para establecer un nuevo hábito a largo plazo, trabajar los obstáculos y dificultades a nivel de contexto…
En la primera sesión, suelo recordar a la gente que soy psicólogo, no mago.
La sesión psicoterapéutica se trata de un trabajo en conjunto, en la que el psicólogo propone unas pautas que la persona deberá seguir trabajando en casa. El que cree que la sesión consiste en sentarse en el comodísimo sofá y sólo charlar, se equivoca bastante…
La mayor parte del trabajo ocurre fuera de terapia, y la persona ha de llevar a cabo acciones nuevas. No hay pastilla que pueda sustituir eso.
Pero no hay que olvidar que también es importante cómo nos perciben las personas que trabajan con nosotros en psicoterapia.
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Seguro que has oído hablar cómo en las alas de oncología infantil de muchos hospitales, algunos médicos se disfrazan de superhéroes o de payasos… para inspirar más confianza a los niños, y que al verlos no piensen solamente en sangre, pinchazos y otras cosas que dan miedo.
Simplemente, no necesitamos el “truco” de la bata blanca, utilizamos otras herramientas para transmitir credibilidad. Ahí sí que podemos ser un poco magos ;P
Yo me siento muy cómodo en camisas a cuadros, así que es lo que suelo vestir cuando trabajo en terapia. Pero para gustos, colores.
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