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El tiempo frente a la pantalla hace a nuestros hijos inquietos y dispersos

Los niños o adolescentes «acelerados» y propensos a la rabia o (alternativamente) deprimidos y apáticos se han convertido en algo inquietantemente común.

Los niños crónicamente irritables están a menudo en un estado de excitación anormalmente alto, y pueden parecer «cabreados y cansados».

En algún momento, un niño con estos síntomas puede recibir un diagnóstico de algún trastorno de salud mental, como depresión mayor, trastorno bipolar o TDAH, y se le pueden ofrecer los tratamientos correspondientes, incluyendo terapia y medicación.

Pero a menudo estos tratamientos no funcionan muy bien, y la espiral descendente continúa.

¿Qué es lo que está sucediendo?

Tanto los padres como los médicos pueden estar equivocándose en el origen.

Es decir, están tratando de tratar lo que parece un caso de libro de texto de un trastorno mental, pero no logran descartar y abordar la causa ambiental más común de tales síntomas: el uso cotidiano y excesivo de la tecnología.

Una y otra vez, me he dado cuenta de que independientemente de que haya un buen diagnóstico, el éxito terapéutico requiere eliminar metódicamente todo el uso de la electrónica durante varias semanas para permitir que el sistema nervioso se «restablezca».

Por eso irse de vacaciones en familia en la naturaleza mola. Pero con los móviles bien guardados.

Si se hace correctamente, esta intervención puede producir un sueño más profundo, un estado de ánimo estable y concentrado, mejor enfoque y organización, y un aumento de las ganas de hacer actividad física.

La capacidad de tolerar el estrés mejora. El niño comienza a disfrutar de las cosas que solía hacer, se siente más atraído por la naturaleza y vuelve a jugar de forma imaginaria o creativa. En los adolescentes y adultos jóvenes se observa un aumento en el comportamiento autodirigido, exactamente lo contrario de la apatía y la desesperanza.

Es absolutamente genial.

Al mismo tiempo, el «ayuno electrónico» reduce o elimina la necesidad de medicamentos, al tiempo que hace más eficaces otros tratamientos. Un mejor sueño, más ejercicio y más contacto cara a cara con los demás, traen un montón de beneficios.

Después del ayuno, una vez que el cerebro es reajustado, el padre puede determinar cuidadosamente cuándo y cómo el chaval volverá a «reconectarse».

Restringir el uso de las pantallas no es una panacea, pero a menudo es el eslabón perdido en el tratamiento cuando los jóvenes están atascados.

Pero, ¿por qué es tan efectivo el ayuno o cuarentena electrónica?

Porque revierte gran parte de la disfunción fisiológica producida por el tiempo de pantalla diario. Los cerebros de los niños son mucho más sensibles al uso de la electrónica de lo que la mayoría de nosotros nos damos cuenta.

De hecho, contrariamente a la creencia popular, no se necesita mucha estimulación tecnológica para descarrilar un cerebro sensible y aún en desarrollo.

Además, muchos padres creen erróneamente que el tiempo de pantalla interactivo (el uso de Internet o de las redes sociales, los mensajes de texto, el correo electrónico y los videojuegos) no es perjudicial, especialmente en comparación con el tiempo de pantalla pasivo como el de ver la televisión.

De hecho, es más probable que el tiempo de pantalla interactivo cause problemas de sueño, humor y cognitivos, porque es más probable que cause un uso hiperactivo y compulsivo.

A continuación os presento seis mecanismos fisiológicos que explican la tendencia de la electrónica a producir alteraciones del estado de ánimo:

¿De qué hablo en este artículo?

1. El tiempo de pantalla interrumpe el sueño y desincroniza el reloj del cuerpo.

Debido a que la luz de los dispositivos de pantalla imita el día, suprime la melatonina, una señal de sueño liberada por la oscuridad.

Unos pocos minutos de estimulación por parte de la pantalla pueden retrasar la liberación de melatonina por varias horas y desincronizar el reloj del cuerpo.

Una vez que el reloj del cuerpo se interrumpe, ocurren todo tipo de reacciones no saludables, como el desequilibrio hormonal y la inflamación del cerebro.

Además, la alta excitación dificulta que entremos en la fase de sueño profundo, y el sueño profundo es la forma en que nos reparamos cada noche.

2. El tiempo de pantalla desensibiliza el sistema de recompensas del cerebro.

Muchos niños están «enganchados» a los aparatos electrónicos, y de hecho los juegos estimulan la liberación de tanta dopamina (un producto químico para «sentirse bien» y señal de que debemos repetir un determinada acción) que en un escáner cerebral se ve igual que el consumo de cocaína.

Pero cuando las vías de recompensa se utilizan en exceso, se vuelven menos sensibles y se necesita cada vez más estimulación para experimentar placer. Así funcionan las adicciones.

Mientras tanto, la dopamina también es crítica para los estados de concentración y la motivación, así que no hace falta decir que incluso pequeños cambios en la sensibilidad a la dopamina pueden causar estragos en lo bien que se siente y funciona un niño.

3. El tiempo de pantalla produce «luz en la noche».

La luz de la noche de los aparatos electrónicos se ha relacionado con la depresión e incluso con el riesgo de suicidio en numerosos estudios.

De hecho, los estudios en animales muestran que la exposición a la luz de las pantallas antes o durante el sueño causa depresión, incluso cuando el animal no está mirando la pantalla.

A veces los padres se muestran reacios a restringir el uso de aparatos electrónicos en el dormitorio de un niño porque les preocupa que el niño entre en un estado de angustia, pero de hecho, eliminar la luz de noche es una medida de protección.

4. El tiempo de pantalla induce reacciones de estrés.

Tanto el estrés agudo (reacción de lucha o huida) como el crónico producen cambios en la química cerebral y en las hormonas que pueden aumentar la irritabilidad.

De hecho, el cortisol (la hormona del estrés crónico) parece ser tanto una causa como un efecto de la depresión, creando un círculo vicioso. Además, tanto la vía hiperactiva como la de la adicción suprimen el lóbulo frontal del cerebro, el área donde la regulación del estado de ánimo realmente tiene lugar.

5. El tiempo de pantalla sobrecarga el sistema sensorial, deteriora la atención y agota las reservas mentales.

Los expertos dicen que lo que a menudo está detrás del comportamiento explosivo y agresivo es la falta de concentración. Cuando la atención sufre, también lo hace la capacidad de procesar el entorno interno y externo de uno, por lo que las pequeñas demandas se convierten en grandes.

Al agotar la energía mental con un alto aporte visual y cognitivo, el tiempo de pantalla contribuye a las bajas reservas. Una forma de «aumentar» temporalmente las reservas agotadas es enfadarse, por lo que las crisis se convierten en un mecanismo de supervivencia.

6. El tiempo de pantalla compite directamente con la actividad física y la exposición al «verde».

Las investigaciones demuestran que el tiempo al aire libre, especialmente al interactuar con la naturaleza, puede restaurar la atención, disminuir el estrés y reducir la agresión.

Por lo tanto, el tiempo que se pasa con la electrónica reduce la exposición a los potenciadores naturales del estado de ánimo. En el mundo de hoy, puede parecer una locura restringir el uso de la tecnología tan drásticamente.

Pero cuando los niños están luchando, no les estamos haciendo ningún favor al dejar la electrónica en su lugar y esperar que puedan relajarse usando la electrónica con «moderación».

Simplemente no funciona.

Por el contrario, al permitir que el sistema nervioso vuelva a un estado más natural con un ayuno electrónico estricto, podemos dar el primer paso para ayudar al adolescente a estar más tranquilo, fuerte y feliz a largo plazo.

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Para saber más sobre lo que hago, visita www.luismiguelreal.es

Luis Miguel Real
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